Diferencia entre revisiones de «Categoría:Briófitos»
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| + | «Con el nombre de ''bryon'' los antiguos griegos designaban no sólo el musgo, sino cualquier liquen e incluso algas, porque la mente humana no había establecido divisiones tan decisivas entre los seres naturales; estas divisiones se perfeccionaron muchos siglos después, a veces incluso contra el criterio usual de las gentes. Modernamente, se ha constituido el grupo de los briófitos con todos aquellos vegetales considerados generalmente como tales musgos, más unos a modo de empeines que se crían en lugares húmedos y más o menos sombríos, calificados de hepáticas.» (Font Quer, «Botánica pintoresca») | ||
| + | El musgo de los árboles, como llamaban los antiguos a la barba de capuchino, no es ningún musgo, según las normas botánicas que establecieron más tarde los caracteres de las grandes clases de plantas, sino un liquen. Porque los musgos son plantitas verdes, con aquel pigmento vital llamado clorofila; se bastan a sí mismos, y son del todo independientes a juzgar por su manera de vivir. Y la barba de capuchino, constituida por un hongo dominante y una alga esclavizada en su seno, es un típico organismo complejo, un consorcio de hongo y alga. | ||
| + | Los musgos propiamente dichos son, pues, plantitas verdes, con su tallito y sus hojitas, que suelen formar céspedes en el suelo de los bosques, o apretadas almohadillas hemisféricas los que nacen en los muros o en los peñascos áridos. | ||
| + | Cuando es tiempo de ello, los musgos echan unas pequeñas urnas sobre delgados soportes, cada una con su tapadera, abrideras cuando llegan a sazón, dentro de las cuales se engendran unas a modo de menudísimas simientes, las esporas, que reproducen el musgo. | ||
| + | Otros briófitos carecen de tallito y de verdaderas hojitas, y forman a manera de empeines que se aplican sobre el suelo húmedo y van cundiendo arrastrándose sobre él; como el que describimos a continuación. | ||
| + | Todos los vegetales de esta clase, que en la actualidad cuenta con unas 15.000 especies, tienen menguada enjundia y carecen de manifiestas virtudes medicinales. Pero queda el recuerdo de un par de ellas, que, en otros tiempos, gozaron de cierta estima. | ||
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Revisión del 13:12 16 ago 2017
«Con el nombre de bryon los antiguos griegos designaban no sólo el musgo, sino cualquier liquen e incluso algas, porque la mente humana no había establecido divisiones tan decisivas entre los seres naturales; estas divisiones se perfeccionaron muchos siglos después, a veces incluso contra el criterio usual de las gentes. Modernamente, se ha constituido el grupo de los briófitos con todos aquellos vegetales considerados generalmente como tales musgos, más unos a modo de empeines que se crían en lugares húmedos y más o menos sombríos, calificados de hepáticas.» (Font Quer, «Botánica pintoresca») El musgo de los árboles, como llamaban los antiguos a la barba de capuchino, no es ningún musgo, según las normas botánicas que establecieron más tarde los caracteres de las grandes clases de plantas, sino un liquen. Porque los musgos son plantitas verdes, con aquel pigmento vital llamado clorofila; se bastan a sí mismos, y son del todo independientes a juzgar por su manera de vivir. Y la barba de capuchino, constituida por un hongo dominante y una alga esclavizada en su seno, es un típico organismo complejo, un consorcio de hongo y alga. Los musgos propiamente dichos son, pues, plantitas verdes, con su tallito y sus hojitas, que suelen formar céspedes en el suelo de los bosques, o apretadas almohadillas hemisféricas los que nacen en los muros o en los peñascos áridos. Cuando es tiempo de ello, los musgos echan unas pequeñas urnas sobre delgados soportes, cada una con su tapadera, abrideras cuando llegan a sazón, dentro de las cuales se engendran unas a modo de menudísimas simientes, las esporas, que reproducen el musgo. Otros briófitos carecen de tallito y de verdaderas hojitas, y forman a manera de empeines que se aplican sobre el suelo húmedo y van cundiendo arrastrándose sobre él; como el que describimos a continuación. Todos los vegetales de esta clase, que en la actualidad cuenta con unas 15.000 especies, tienen menguada enjundia y carecen de manifiestas virtudes medicinales. Pero queda el recuerdo de un par de ellas, que, en otros tiempos, gozaron de cierta estima.
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