Tejo

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Tejo.png
Taxus baccata L.

Tejo(Taxus baccata)con semillas ya hechas. (Original de Sierra.)

Sinonimia

cast., taxo, tajo, y, en Navarra, sabino, según Máximo Laguna; port. y gall., teixo, teixeiro, teixeira; cat., teix, teixera; vasc., agin, hagin o hagintze


Descripción

El tejo es árbol fuerte, de gran corpulencia en nuestro país, con el tronco hasta de 1,5 m de diámetro cuando está bien desarrollado, y de unos 15 m de altura, con las ramas extendidas, muy abiertas o colgantes; las hojas las tiene muy angostas, planas, agudas o mucronadas, verdinegras en la cara superior, esparcidas a lo largo de todo el ramillo, pero dispuestas en dos carreras, porque los breves rabillos que las sostienen, torciéndose, las disponen con aquella regularidad y como si las hubieran peinado. Las flores masculinas están en un árbol; y las femeninas, en otro. De manera que hay tejos machos y tejos hembras; o, como suele decirse, el tejo es dioico, porque tiene dos moradas, una para los varones, representados por las flores masculinas, y otra para las hembras, las flores femeninas. Aquéllas forman unos globitos de numerosos estambres; y las flores femeninas están constituidas por un solo rudimento seminal, que, cuando llega a la madurez, está rodeado en la base por una especie de cúpula carnosa de color encarnado.

Florece en primavera, y madura sus semillas en otoño.

Se cría

En las laderas sombrías y en los barrancos de la mayor parte del país, desde el Pirineo hasta la sierra de la Nieve, en Andalucía, y desde de la Serra do Gerez, al norte de Portugal, hasta las montañas ampurdanesas. Prefiere los suelos calcáreos de manera bien ostensible. No forma bosques, sino que se mezcla a otros árboles en las umbrías. Teme las heladas tardías, cuando el árbol ha movido ya; entonces los ramillos tiernos de la nueva brotadura, por el frío, toman color rojo encendido. En nuestro país, este árbol se va extinguiendo poco a poco, porque apetece las nieblas y la templanza de las primaveras sin hielos. Por esto, suele enriscarse en las cumbres aisladas de las montañas calcáreas no excesivamente elevadas, las más veces entre 500 y 1.500 m. A menudo quedan huellas toponímicas del tejo en lugares donde ya no existe sino en el recuerdo: Puente del Tejo, Font deis Teixets, Pui-al-Teix, la Tajera (en Valdelinares, de Teruel, donde el tejo se llama tajo), la Tejera, la Tejosa, Sierra Tejeda, Cova del Teix... y muchos más que nos indican cómo un tejo pudo dar una excelente referencia toponímica por su manera de vivir aislado.

Composición

Aparte otras sustancias de poco interés, el principio activo del tejo, que se encuentra en las raíces, ramas, hojas y semillas de este árbol, es decir, en todos sus órganos, salvo en la cúpula carnosa y roja que rodea la simiente, es el alcaloide llamado taxina, amorfo, de sabor amargo, insoluble en el agua y soluble en el alcohol. Contiene también el glucósido taxicantina, que cristaliza en forma acicular, se disuelve en el alcohol y en el agua y es menos amargo que la taxina. Además, en aquellas cúpulas rojas, sin taxina, se halla cierta cantidad de efedrina, tan escasa que no llega a 2 mg en 100 g de aquéllas.

Virtudes

Prescindiendo de esta cúpula, todos los órganos del tejo, por la taxina que contienen, son venenosos, pero su toxicidad no es la misma para todos los animales. Parece que los rumiantes son singularmente resistentes, así como los conejos y las liebres; y el caballo, y también el hombre, sucumben con facilidad.

En las montañas de Cardó, cerca de Tortosa, donde se halla el famoso balneario de su nombre, durante el verano de 1942, era tanta la sequía y la falta de pastos, que los pastores echaron a las cabras ramón de tejo. Yo pregunté a uno, y me dijo que podían comerlo, pero no hartarse de él; porque si se les da en demasía cogen dentera y no pueden comer de otras hierbas. Éste era el saber del pastor; pero, en realidad, el estado de la cabra que ha comido tejo no debe ser una simple dentera (véase Font Quer, «Flórula de Cardó»).

A las vacas que lo comen, aun siendo rumiantes, el tejo las hace abortar; es planta tenida por emenagoga y abortiva. Y secas, sus hojas se tienen por más activas que frescas.

Uso

En Medicina familiar el tejo no debe emplearse nunca, por ningún concepto. Su toxicidad haría en extremo peligroso su uso. El alcaloide que contiene, la taxina, es un veneno del sistema nervioso y del corazón, que acaba paralizándolo. La intoxicación empieza excitándolo, con gran frecuencia de las pulsaciones; pero poco después sobreviene el efecto contrario, la excitación se calma y la presión sanguínea disminuye. Se producen dolores de estómago e intestinales, diarrea y convulsiones; una gran inflamación en los riñones y en el hígado, las pupilas se dilatan, y, finalmente, por parálisis cardíaca, la muerte.</span>

Pueden atajar la intoxicación los lavados gástricos e intestinales, y el carbón animal, suministrado a grades dosis; pero debe procurarse sostener el corazón con excitantes adecuados.

Con el zumo de las cúpulas encarnadas del tejo, privadas de las semillas, que también son tóxicas, prensadas, y con doble cantidad de azúcar, se prepara un jarabe pectoral; es mejor elaborarlo en frío, mezclando zumo y azúcar en una botella o garrafa adecuada, y removiendo la mezcla hasta la disolución de todo o de casi todo el azúcar. Es inocuo, y se administra a cucharadas. == Historia == Tres siglos antes que Dioscórides, Teoffasto ya trató del tejo y de su ponzoña; y conoció la inocuidad de la formación cupuliforme seminal. Dioscórides se refiere a esta especie muy brevemente, en el cap. 81 del Libro IV. Tomamos de Laguna la siguiente interpretación y sus propios comentarios, que damos a continuación: «El smylace, llamado de los latinos taxo, es un árbol semejante al abeto, ansí en la grandeza como en las hojas. Nace en Italia y en la Francia narbonense, vecina de España. Los pajarillos que comen el fructo del que crece en Italia se vuelven negros; y a los hombres toma flujo de vientre. El taxo narbonense tiene tanta vehemencia, que ofende gravemente a los que a su sombra se duermen o asientan, y aun muchas veces los mata. Quise aquí recitar su historia para que se guarde cada uno del»

«El taxo, comenta Laguna, que en Castilla llamamos tejo, y en algunas partes de Italia nasso, es árbol muy conocido, y produce un fructo bermejo, dulce, vinoso y semejante al que hace el acebo, el cual, comido, se corrompe fácilmente en el cuerpo, engendra calenturas y causa flujos de vientre. No tiene meollo ninguno este árbol, y, por ser su madera maciza y tiesta, suelen hacer de- 11a buenos arcos. Sus hojas, comidas de las bestias que nunca rumian, las matan; y no hace daño a las otras, que suelen rumiar lo comido. El sahumerio de las hojas del tejo es muy cruel pestilencia del linaje de los ratones. Comido, el tejo engendra grandísima frialdad en el cuerpo, causa grande angustia de anhélito y es veneno que muy presto despacha; por donde piensan algunos que los venenos tóxicos fueron llamados táxicos. Hincando un clavo de cobre en el tronco del tejo (si en esto no miente Plinio),le quita toda aquella maldad.»