Sabina

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Juniperus sabina L.

Ramita femenina de sabina (Juniperus sabina). (Original de Boada.)

Sinonimia

cast., sabino, sabina rastrera, sabina ra- tiza, sabina terrera, sabina chaparra, sabina real; cat., savina, sivina; vasc., miterr, pero no se da en el país


Descripción

La sabina da nombre a un grupo de especies del género Juniperus que se caracteriza por tener las hojas cortísimas, a manera de escamas, imbricadas, de forma que más bien recuerdan las del ciprés que las de los enebros y cadas. El dibujo reproducido permitirá apreciar claramente la forma de tales hojas y su manera de disponerse en la sabina, en cuatro carreras. En el dorso de cada hojita hay una glándula cuyo contenido sale y brilla al exterior, o bien, resorbido o evaporado, deja una depresión en la hoja. Los gálbulos, llamados trabinas, son globosos, de 5 a 8 mm de diámetro, de color de uva tinta, pero con pruína azulada que se quita fácilmente pasándole los dedos. Cada gálbulo suele contener tres semillas de 3 a 4 mm, de color de cuero. Esta sabina crece achaparrada, con las ramas tendidas, y forma grandes ruedos en torno a su punto de arranque. Hay sabinas machos, y sabinas hembras, que son las que dan trabinas.

Florece a partir del mes de septiembre, hasta la primavera; tiene los gálbulos maduros en el verano y otoño siguientes.

Se cría

En los collados y laderas de las montañas, principalmente en las del sur de Aragón (Ori- huela del Tremedal, Molina, Albarracín, Teruel, Alcalá de la Selva, Castelfrío, Jabalambre, etc.) y de Andalucía, donde rebasa ampliamente los 2.000 m de altitud; es sin comparación mucho más rara en los Pirineos y en los montes leoneses, como puede verse en el mapita adjunto.

Composición

Las sumidades tiernas de sabina contienen cantidades relativamente elevadas de esencia (del 3 al 5 %), que es incolora o de color dorado pálido, olor terebintáceo y sabor amargo; esta esencia se halla todavía en mayor proporción en los gálbulos. Cuando se masca uno de éstos, primero se nota cierto saborcillo dulzaino y resinoso, pero más tarde se advierten sus efectos irritantes en los labios y en la mucosa bucal.

La esencia de sabina contiene un alcohol ter- pénico, el sabinol, en parte esterificado en forma de acetato de sabinol; contiene asimismo diversos terpenos, principalmente sabineno y cadineno, y otras sustancias de menor interés farmacológico.

Virtudes

La esencia de sabina, tanto de los gálbulos como de las sumidades tiernas de este arbusto, es muy irritante; y no sólo inflama las mucosas, sino incluso la piel. Se ha considerado abortiva; pero en realidad carece de acción específica sobre el útero. Su actividad irritante puede llegar a congestionar todo el bajo vientre, y en consecuencia acarrear el aborto, pero a dosis relativamente tan elevadas, que la parturiente suele pagarlo con la vida. Aquella máxima que niega la existencia de abortivos, y afirma que no hay sino venenos para ambos, el hijo y la madre, cuadra a esta sabina mejor que a cualquier otro fármaco. Lo cual ya se lee y con frases bien expresivas en la pág. 231 del tomo VI de la «Flora Española» de Quer: «Se emplean las hojas, en infusión, desde dos dracmas hasta 0,5 onza, y en sustancia, en polvos, hasta una dracma en un vaso de vino blanco. La corteza y leño promueven los men- truos con tanta violencia que, algunas veces, es suficiente ponerle en el calentador, cuando se calienta la cama, y con el humo que se queda entre las sábanas basta para excitar aquella evacuación, y puede arrancar el feto de la matriz. Las mujeres, queriendo encubrir un delito con otro mayor, usan este remedio para abortar, y suelen pagar la pena de su detestable culpa, porque casi siempre excita tan horrible flujo de sangre, que convierte en tumba de su hijo a la infeliz que intentó quitar la vida a su mismo hijo, y de ello hay infinitos ejemplos, por cuyo respecto se debe observar mucha cautela, precaución y prudencia para usar esta planta en la supresión de los menstruos o en un parto laborioso...».

Sin embargo, recientemente, J. Renaux (véase «Journ. Phrm. Belg.», 1943), ha ensayado la acción del extracto de sabina sobre el cuerpo uterino de la coneja, no ya en conexión con el bajo vientre, es decir, en la coneja intacta, sino aislado, y ha logrado efectos muy notables de hipercontractibilidad. Lo cual vendría a demostrar que los efectos abortivos no se relacionan con ninguna intoxicación de carácter general.

Uso

El mejor uso que se puede hacer de la sabina es ignorarla. En último término sólo a los facultativos podría competir su empleo.

Historia

Hay otra especie, parecida a la sabina por sus hojas y la manera de disponerse imbricadas en las ramitas; es la que Linné designó con el nombre de Juniperus phoenicea, y nuestras gentes, por lo común, la designan con el mismo nombre de sabina o savina, y en las montañas de Cas- telffío, con el de pudia. Pero se distingue de la verdadera sabina con sólo verle los gálbulos, que son mayores de lo que se ha dicho y de color rojizo. A ésta puede que corresponda una de las dos especies a que alude Dioscórides.

Tomándolo de Laguna, el cap. 64 del Libro I dice así: «Hállanse dos especies de la sabina, de las cuales la una se paresce al ciprés en las hojas, empero es algo más espinosa y da de sí un grave olor; de más desto, pica y abrasa la lengua, y es planta de baja estatura, porque más crece en ancho que en luengo. De las hojas de aquesta suelen usar algunos en lugar de otro sahumerio. La otra especie produce las hojas como las del taray. Las hojas de la una y de la otra, puestas en forma de emplastro, reprimen las llagas que van cundiendo y mitigan toda suerte de inflamación. Mezcladas con miel y apicadas, limpian las manchas negras y las suciedades del cuero, y rompen las costras de los carbunclos bebidas con vino, provocan la orina, y con ella, juntamente, la sangre; puestas dentro de la natura o administradas en sahumerios, aceleran el parto. Mézclanse en los ungüentos que tienen fuerza de calentar, y especialmente en el que llaman gleucino».

Los breves comentarios de Laguna hacen así: «La sabina es hierba muy conocida de las mujeres, porque ordinariamente beben su cocimiento para provocar la purgación represada. Es caliente y seca en el grado tercero, y pónese en la lista de aquellas que son de subtilísimas partes. Por donde no nos debemos maravillar si hace orinar la sangre y mata la criatura en el vientre».